La doctora Anna Gilmore habló sobre los productos alimenticios que consumimos, dice que hay muchas cosas que suceden tras bastidores, que no vemos cómo los manipulan para hacerlos cada vez más deseables, casi adictivos y asegura que cuatro productos: el tabaco, los combustibles fósiles, el alcohol y los alimentos son los causantes de entre un tercio y dos tercios de las muertes a nivel mundial.
Barcelona, España. -
la doctora Anna Gilmore, profesora de Salud Pública y directora del
Centro para la Salud Pública del siglo XXI de la Universidad de Bath (Reino
Unido), no solo el código genético y el código postal determinan la salud de un
individuo, sino, que todo lo que nos envuelve, desde el aire que respiramos a
los productos que uno compra en el supermercado, juega también un papel mucho
más determinante de lo que cualquiera podría llegar a imaginar.
Señala la científica que
tras esas costumbres y productos que pueblan nuestro día a día se erigen
poderosas corporaciones cuyos actos, por más nimios que parezcan, pueden tener
repercusiones descomunales en la vida de la gente y “La forma más sencilla de
verlo es fijarnos en la magnitud del daño causado por cuatro productos: el
tabaco, los combustibles fósiles, el alcohol y los alimentos.
Destaca que solo esos
cuatro productos causan entre un tercio y dos tercios de todas las muertes
mundiales y asegura que las grandes corporaciones influyen en la salud, las
políticas y en la opinión pública, debido a que a todos esos productos y
acciones de la industria se les conoce como los determinantes comerciales de la
salud y “Son las formas en las que el sector comercial impacta en la salud”,
sintetiza.
La científica habla sin
prisa y se explaya, a ratos con vehemencia, sobre las artimañas de las grandes
corporaciones para hacer calar su ideario, donde “Todas las industrias,
independientemente de los productos que fabriquen, también pueden causar daños
a través de sus prácticas.
Puso de ejemplo, la forma en que un empleador trata a
su personal, donde puede tener enormes
impactos, negativos y positivos, “vemos también que las empresas toman atajos
en salud, seguridad y en sus cadenas de suministro para tener más beneficios,
provocando daños, como accidentes, fugas de sustancias químicas en
los cursos de agua y contaminación de los ríos, son de las muchas maneras en
que dañan la salud y la sociedad y son evitables”, aseguró la especialista, en
una exposición en la Universidad de Barcelona, España.
Sobre los productos
alimenticios que consumimos, dice que hay muchas cosas que suceden tras bastidores,
no vemos cómo los manipulan para hacerlos cada vez más deseables, casi
adictivos y el caso de la industria tabacalera todo el mundo conoce que ocultó
los daños de sus productos; o la de los combustibles fósiles, que ocultó los
problemas del cambio climático.
Señala la doctora
Gilmore que lo que no saben, es que otras industrias se involucran en las
mismas prácticas científicas para ocultar los daños de sus productos o exagerar
los beneficios y talvez lo que más desconocemos es la manera en que dan forma a
“lo que llamo normas, nuestras creencias y nuestro pensamiento”.
Puso como ejemplo, que
un ejecutivo de Pepsi Cola dijo una vez que “si todos los consumidores hicieran
ejercicio, si hicieran lo que tienen que hacer, el problema de la obesidad no
existiría”. Eso es sencillamente falso y hace creer a la gente que la obesidad
es simplemente culpa suya, cuando en realidad es mucho más compleja.
Recalca que las grandes
corporaciones moldean las normas para culpar al individuo y que cuando el
público y los responsables políticos no entienden que las empresas están
moldeando su forma de pensar, cuando se pregunta qué hacemos con la obesidad,
sus mentes están llenas de estas ideas que las empresas les han inculcado de
que las personas solo necesitan hacer ejercicio. Pero eso nunca va a resolver
la obesidad.
Otra cosa que está
realmente oculta, expone la profesional de la Salud, es que cuando se trata de
influir en las políticas y pone de ejemplo las empresas tabacaleras, que ya no
se confía en ellas porque tenemos muchas pruebas sobre su mala conducta y ahora
lo que hacen es crear un montón de grupos de fachada, crean otras
organizaciones que financian y en las que se esconden.
Indica que el gran
problema radica en que esas corporaciones tienen mucho poder y financian mucha
más ciencia que el sector público y pueden crear y financiar a estos terceros,
incluidas organizaciones benéficas, por lo que su poder e influencia están en
todas partes.
Cuando se le preguntó
sobre el por qué la gente fuma sabiendo que el tabaco mata, dice que fumar es
altamente adictivo y sabemos que las compañías tabacaleras manipulan los
cigarrillos para hacerlos más adictivos, “la evidencia es clara, si se
implementan las mejores políticas, las tasas de tabaquismo disminuirán, pero
los gobiernos, a veces, tienen miedo de ponerlas en marcha”, dijo.
Y abundó que es necesario
aumentar el precio de los cigarrillos, prohibir la publicidad, se necesita un
empaquetado sencillo, que no se fume en los lugares públicos y amplias campañas
de desnormalización.
Pero otra cosa en la
que debemos pensar es que, a medida que fuman menos personas, las tabacaleras y
sus ganancias se ven más amenazadas y por eso se defienden y se están recuperando, en parte, lanzando
nuevos productos, como cigarrillos electrónicos, productos de tabaco calentado,
productos de nicotina y financiando campañas masivas de relaciones públicas
para afirmar que han cambiado, engañándonos una vez más sobre lo que traman,
dijo que a nivel mundial, las ventas de
tabaco estaban bajando y ahora están aumentando de nuevo.
Gilmore cree que es muy
importante volver a dar un paso atrás y pensar en este marco más amplio de los
determinantes comerciales, las empresas tabacaleras pueden seguir causándonos
daño y engañándonos porque el sistema no ha cambiado, siguen obteniendo enormes
beneficios y aún pueden financiar la ciencia y los datos que engañan y
conseguir que lo publiquen en revistas médicas, siguen teniendo acceso a los
gobiernos.
Dice finalmente que se
necesita un nuevo enfoque porque nuestro sistema actual de capitalismo no está
funcionando en favor del interés público, por lo que hay que reestructurar
nuestro modelo económico y lamentó decir, que dos de cada tres fumadores, a la
larga, morirán por fumar.
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