NUEVA YORK._ El ex concejal dominicano por el distrito 10 Miguel Martínez, nativo de Santiago de los Caballeros y condenado en el 2009 por un caso de corrupción durante su gestión, salió el sábado en la mañana de la cárcel federal en el Fuerte Fort Dix en New Jersey con la frente en alto y su popularidad intacta entre los electores, activistas y líderes políticos del Alto Manhattan. Martínez, de quien sus colaboradores, allegados y simpatizantes han mantenido la versión de que fue víctima de una conspiración sucia por parte de sectores que intentaron frenar su futuro político, fue delatado a los fiscales federales del distrito Sur por varios empleados que mantenía en la nómina de la organización UCAM, fundada por él y de cuyos fondos se desaparecieron más de $106 mil dólares. El edil, uno de los políticos dominicanos jóvenes de mayor arraigo en la comunidad en el exterior y que entonces contaba con un futuro tan halagüeño que llegó a ser ponderado hasta por el congresista Charles Rangel como su posible relevo en la Cámara de Representantes y por Hillary Clinton, quien no desperdiciaba oportunidad para alabar las condiciones de Martínez, fue sentenciado por el juez Paul Croutty a 5 años el 15 de diciembre del 2009, aunque se había hablado de un acuerdo con los fiscales para que el acusado fuera penalizado bajo palabra sin tener que ir a prisión. Se recuerda que el magistrado le dio plazo hasta el 16 de febrero del 2010 para que preparara a su familia y así mismo para acomodarse sicológicamente y adecuarse a la condena y a los barrotes, pero Martínez decidió entrar a la celda en enero de ese mismo año. El ex concejal en una entrevista el 17 de agosto del 2009 dijo entonces que había caído en manos de la justicia por "exceso de confianza" con colaboradores cercanos y allegados, pero que asumía toda la responsabilidad debido a que los documentos oficiales eran firmados por él en su calidad de representante en el Consejo Municipal. Todavía se habla de que incluso, una "mano negra" estuvo detrás de todo el entramado que lo llevó a la cárcel federal y que sobre las cenizas de su desgracia, se "construyó" una nueva cara para que lo sustituyera en el distrito 10. Al menos cuatro de sus colaboradores testificaron en su contra en la fiscalía a cambio de inmunidad, pero dos de ellos se ganaron el rechazo casi total de políticos locales, instituciones y la comunidad por haber actuado como "ratas", un término usado por la mafia para definir a los traidores que delatan y uno tiene cáncer crónico. Se habló también de que una persona en la que Martínez había depositado su confianza total, fue el principal "chivato" ante los fiscales debido a diferencias por una sociedad de negocios que ambos tenían.