Tegucigalpa, (EFE).- Seguidores y detractores de Manuel Zelaya comenzaron hoy a preparar sus respectivas acciones en medio de la crisis política que vive Honduras, mientras que el derrocado presidente participó en una misa en la embajada de Brasil, donde permanece desde el pasado lunes.
El sacerdote Andrés Tamayo, de origen salvadoreño y uno de los que acompaña a Zelaya en la embajada de Brasil, ofició hoy una misa en la que abogó por una solución a la crisis mediante el diálogo, según informó la emisora local Radio Globo.
"Nosotros vamos al final, a vencer, no importa lo que pase", expresó Tamayo.
Uno de los coordinadores del movimiento de resistencia popular que exige la restitución de Zelaya en el poder, Rafael Alegría, dijo a los periodistas que "la situación está sumamente difícil" y que han preferido que las manifestaciones de hoy se celebren en barrios y colonias de la capital.
Por su parte, un portavoz de la Unión Cívica Democrática, que respalda al Gobierno de Roberto Micheletti, indicó a medios locales que hoy tienen previsto hacer un plantón frente a la Casa de las Naciones Unidas, a unos 300 metros de la embajada de Brasil, que sigue rodeada por militares y policías.
Anoche, según denuncias de la resistencia popular, el ambiente frente a la embajada fue de hostilidad para atemorizar a Zelaya y las decenas de personas que le acompañan desde que llegó a la sede diplomática brasileña, el pasado lunes.
Alegría subrayó que "los ánimos están muy caldeados" y que muchos sectores populares quieren que la marcha de hoy sea en el centro de la ciudad.
"Debemos tener un poquito de prudencia como resistencia para que no se provoquen situaciones de confrontación y nos responsabilicen o acusen a nosotros la Policía y el Ejército", dijo.
El Ministerio Público confirmó hoy que al menos dos personas han muerto en Honduras en incidentes registrados desde que Zelaya apareció el pasado lunes en la embajada de Brasil.
Se trata de un anciano de 65 años que murió "en un fuego cruzado" entre la Policía y seguidores de Zelaya en Tegucigalpa, y de un joven que murió de un balazo disparado por un policía por no detenerse en un retén en San Pedro Sula, 243 kilómetros al norte de la capital. EFE