Santo Domingo. - Hoy se
cumplen tres meses de la fatídica madrugada del 8 de abril cuando el techo de
la discoteca Jet Set se desplomó y dejó como resultado más de 180 heridos y 236
personas fallecidas, entre las que figura el merenguero Rubby Pérez, quien
tocaba una fiesta junto a su agrupación en el lugar.
Con el dolor de los familiares,
víctimas que aún no han podido continuar con sus vidas por las lesiones o por
los traumas psicológicos, han transcurrido estos tres meses. Mientras que los
propietarios de la discoteca, los hermanos Antonio y Maribel Espaillat se
encuentran en sus hogares luego de que la jueza Fátima Veloz dictara como
medida de coerción una fianza de 50 millones, impedimento de salida del país y
presentación periódica, acusados de homicidio involuntario.
El caso se declaró complejo, pero el Ministerio Público no
está conforme con la medida de coerción dictada a los hermanos Espaillat por la
jueza Fátima Veloz y se espera apelación.
Hasta el 24 de junio las acciones
legales contra los hermanos Antonio y Maribel Espaillat se incrementaron a 123.
El miércoles, por ejemplo, se exhumarán los restos de Ruth Elisa Seija Jerez,
una de las víctimas que perdieron la vida el 8 de abril, debido a que se
encontraron inconsistencias en el acta de defunción, porque el hospital
inicialmente la registró como “causas naturales” cuando falleció en el
derrumbe.
El Ministerio Público plantea que
recabó evidencias contundentes que demuestran que los hechos del pasado 8 de
abril “eran totalmente evitables si los propietarios hubiesen actuado conforme
a derecho y si hubiesen valorado la vida por encima del dinero”.
Además, que los imputados
intimidaron a testigos del proceso “con el objetivo de evitar que aportaran
pruebas del proceso que comprometen su responsabilidad penal”.
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