El Vaticano. - La muerte del papa fue anunciada este lunes por la mañana por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano.
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo
anunciar el fallecimiento de nuestro santo padre Francisco”, declaró el
camarlengo en un comunicado.
“A las 7:35 a.m., el obispo de Roma, Francisco, regresó a la
casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”.
Farrell continuó: “Nos enseñó a vivir los valores del
Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente a favor de
los más pobres y marginados”.
“Con inmensa gratitud por su ejemplo como verdadero discípulo
del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor
misericordioso del Dios trino”, concluyó el comunicado.
El anuncio habría sido una sorpresa para muchos, ya que se
produjo menos de un día después de la destacada aparición pública del papa.
Si bien no se mostró tan comprometido como de costumbre este
domingo, logró dirigirse a una gran multitud de fieles.
Francisco impartió la tradicional bendición de Pascua desde
el balcón de la basílica de San Pedro en el Vaticano, en lo que marcó su
aparición más destacada desde que recibió el alta hospitalaria.
El primer papa latinoamericano enfrentó una feroz resistencia
dentro de la Iglesia
Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio, hijo de
inmigrantes italianos, nació en Buenos Aires en 1936. Fue el primer
latinoamericano y miembro de la orden jesuita en ser elegido papa en los 2.000
años de historia de la Iglesia. También fue el primer papa que se autodenominó
Francisco.
El pontífice argentino se ganó rápidamente la reputación de
ser un modernizador, con una visión abierta que lo llevó a hablar con valentía
sobre crisis humanitarias como la migración, la guerra y el cambio climático.
Buscó reformar la Iglesia combatiendo las mentalidades
elitistas del clero, exigiendo un enfoque compasivo hacia los católicos
divorciados y homosexuales e insistiendo en que la Iglesia acogiera a todos.
Tomó una serie de medidas para sanear la corrupción
financiera en el Vaticano y combatir la lacra del abuso sexual clerical,
incluyendo leyes para responsabilizar a los obispos por encubrimientos.
Francisco también buscó ampliar el papel de las mujeres que trabajan en el
Vaticano y autorizó a los sacerdotes a ofrecer bendiciones a las parejas del
mismo sexo.
Construyó puentes con el mundo musulmán, a la vez que buscaba
desempeñar un papel de pacificador ante los conflictos globales, en particular
en Ucrania y Medio Oriente.
Sus reformas lo llevaron a enfrentar una resistencia sin
precedentes por parte de los ultraconservadores dentro de la Iglesia, aunque
los católicos progresistas consideraban que debería haber ido más allá al
permitir la ordenación sacerdotal de hombres casados, modificar la doctrina
oficial sobre la homosexualidad y dar mayor espacio a las mujeres en el
ministerio.
A pesar de tomar una serie de medidas drásticas, Francisco
tampoco logró sofocar el escándalo de abuso sexual infantil y otras formas de
abuso que han plagado a la Iglesia católica, una vergüenza que él mismo asumió
como su responsabilidad de erradicar, pero que continuó dañando a la Iglesia
institucional en múltiples países a lo largo de su papado.
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