Por: Luis Encarnación Pimentel
Con la salud de una nación, con
su estabilidad macroeconómica ni con la sanidad de su marco institucional,
nadie puede inventar. Es una responsabilidad de todo el tamaño que, por los
riesgos y las implicaciones que envuelven, requieren de mucha capacidad, de
una cabeza bien puesta y de unas manos diestras en el manejo de grandes crisis,
a fin no exponerse a una especie de juego a la ruleta rusa. Aquí, la vida del
que se apunta con un arma de fuego a la cabeza pende de que el tiro guardado
en la recámara no sea el que le toque salir al accionar el gatillo.
El símil bien cabría para el
país, en un momento en el que el proceso electoral para elegir un nuevo
presidente y Congreso coincide con una crisis sanitaria mundial de serias
consecuencias y grandes daños en distintos órdenes a su paso, cuyo fin todavía
siguen siendo una incógnita. ¿Cómo quedará la nación cuando esto termine - su
economía, deuda externa, desempleo masivo, baja recaudación y turismo y
remesas en el suelo -, y a quién con capacidad y experiencia escogerían los
dominicanos para relanzarla y echarla a andar de nuevo? Luis Abinader pasó a
puntero, luego que Leonel saliera del “estercolero” que dijera el doctor
Castillo que le dañaba y el PLD - dividido - se puso en la ruta de salir del poder.
Fernández, confiado en que dejaba
grandes simpatías en una base partidaria que en hora clave le respondería y lo
vería como su garantía, se fue con equipaje cargado de dignidad a estructurar
una Fuerza del Pueblo que, hoy en día, las encuestas que respetan la ética y
la verdad la apuntan para clasificar en segundo lugar. Y a partir de ahí,
donde el escenario cambia, solo hay dos opciones, como diría Vinicito: “o es
Leonel o es Luis, no hay otra”, echando abajo la tesis de Margarita.
Porque su “amado”- que jamás apoyaría
a Gonzalo-, con la estampida de la base morada hacia Leonel; la cercanía de
julio y el “susurro” de sectores conservadores ubicados en las influyentes
“masas silentes”, el hombre se encamina de modo consistente por el carril de
adentro hacia la meta de lograr la presea electoral, en primera ronda y luego
en una segunda.
Ya ahí, el giro y la valoración
de peso pesado y peso específico, entre otros factores, podrían determinar
donde cae el triunfo. Un dato de valor: Mi compadre Bisonó- de linaje y
empresario retirado- me pregunta por el potencial de Leonel que las encuestas
pagadas no registran. Le digo y me confiesa:” Si no pasa esto, yo iba a votar
por Luis, pero ahora con lo que le viene al país, veo (y sus afines) que el
único con experiencia para manejarlo es Leonel”.
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