Por Oquendo Medina
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Hoy día, para terminar convertido en un auténtico líder de masas, o en un real y eficiente candidato presidencial, se ha de ser portador de nuevas ideas que representen las necesidades fundamentales de la sociedad en tiempo de crisis. 

El profesor Juan Bosch siempre fue insistente en ese sentido. Jamás escatimó esfuerzo para que sus alumnos aprendieran y dieran a conocer esa lección de simple sociología política. Lo cierto es que todo aspirante a cualquier posición que no sea poseedor, de buena fe, de esas condiciones básicas estará, irreversiblemente, destinado a fracasar en el intento.

Esas ideas, necesariamente, tienen que coadyuvar a motorizar y transformar la crisis del momento en oportunidades para el crecimiento y el desarrollo gradual de la sociedad. Así evitaríamos que el aparato productivo del Estado sufra un colapso de consecuencias impredecibles para el mantenimiento de la democracia en un país como el nuestro.

Donde no existen nuevas ideas no puede haber solución de conflictos y, mucho menos, aportes o argumentaciones profundas para la obtención de resultados positivos que contribuyan a enfrentar la crisis que además de nacional es al mismo tiempo continental y global.


Nunca será conveniente para ninguna organización política presentar un candidato con supuestas ideas nuevas cuando la sociedad dominicana no ha visto ni siquiera un planteamiento simple en ese sentido. Más aún, cuando hasta se le tiene prohibido hablar en público. No se puede intentar relajar a una sociedad que se siente acorralada, golpeada, herida y mutilada por la actuar crisis que sacude a nuestro país en términos sanitario, económico, político y social.