Por Grey Núñez C.



Ocupar un espacio importante en la sociedad, ya sea por ejercicio profesional, haberse destacado como atleta, político, artista o dirigente comunitario, tiene un valor extraordinario. De ahí la gran importancia en tratar de mantenerse impoluto, ya sea a través de nuestros actos, respetando a todos quienes conviven en nuestro accionar, sin nunca olvidar nuestras raíces, ni mucho menos dañar honras y reputaciones.
A quienes la vida le ha colocado en un lugar de privilegio en la sociedad, en base a lo que hace, con tal de ganar notoriedad pública, se convierte en una inversión que no tiene precio, por eso luchamos y estamos dispuestos a jugarnos hasta la vida, a fin de defender nuestra honra y pudor cuando alguien osa de querer enlodar nuestra reputación.
Hay quienes logran escalar a la posición más alta en nuestra sociedad, que es la Presidencia de la Republica y sin embargo, esa privilegiada posición, podría convertirse en el paso que da al traste con una brillante carrera profesional o política.
Traemos a colación estos conceptos, porque precisamente hoy, nuestro país está siendo testigo de un acontecimiento, que pudo haber sido muy trascendental, por tratarse de la muerte de un ex presidente de la Republica, como Don Salvador Jorge Blanco y sin embargo, hay quienes no se han dado por enterados de su deceso y lo más triste es, que ni les interesa enterarse.
No vamos a juzgar aquí, si Salvador, fue víctima o no de una persecución, lo cierto es, que habiendo ocupado una posición, que como la de ser presidente de una nación, que está reservada para unos pocos privilegiados, es de esperarse que generara el interés colectivo y eso no ha ocurrido en esta ocasión.
Hemos vivido experiencias anteriores, como las muertes de Don Antonio Guzmán, Joaquín Balaguer, Juan Bosch, Freddy Beras, Jacobo Majluta y otros, pero en el caso del reputado abogado, político y ex mandatario, al país no le ha dado, ni frío, ni calor.
Tal parece que Jorge Blanco, al ser el único presidente que ha sido llevado a la justicia, la sociedad dominicana, le juzgó en la historia en base al juicio que por corrupción, lo condenó a veinte años y que hoy esa condena se ha visto traducida en un castigo “de por vida”.
Debe ser triste bajar desde la cúspide y convertirse en una figura sin ninguna estima pública. En Salvador Jorge Blanco, tuvimos a un ex mandatario, muchos años vivo después de su ejercicio y sin embargo, no se tomó en cuenta como tal, nunca fue consultado, ni tomado en cuenta, su experiencia como gobernante, no sirvió de nada, la verdad que es una gran pena.
Ha muerto el ex presidente Salvador Jorge Blanco, su deceso ha pasado, como lo dice el pueblo llano, sin pena, ni gloria, aunque sus aportes, como gobernante, hay que decirlo, contribuyeron en gran medida al desarrollo de nuestra nación en diferentes aspectos.
A Salvador, tal parece lo juzgó la sociedad, que es la mayor condena que un pueblo puede dar a uno de los suyos, aun siendo el primero entre sus iguales.
Hasta el próximo comentario.
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