Luz sobre el candelero: La fuente del agua de la vida





Viniendo de Judea el Mesías e Hijo de Dios Jesús, se detiene en Sicar ciudad de Samaria, donde se produce un encuentro que en el transcurrir del tiempo ha sido un relato de enseñanza y edificación para la humanidad.

Jesús estaba cansado en su humanidad y en esa condición se sentó al lado de un pozo de agua. Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y el Señor le dijo: Dame de beber.

Amor y compresión son cualidades muy escasas en estos y todos los tiempos, pero estas adornan a la persona de Jesús, y no solamente forman parte de su carácter, sino que además son demostradas con sus hechos hacia las personas.

Esta mujer era desechada por la sociedad,pero no así por Jesús.

Cuando la vida nos maltrata, el Señor nos brinda su amor, compañía, misericordia, compasión, paz, armonía. Eso hizo con la samaritana, y está dispuesto a hacerlo contigo y conmigo, no importando la hora, lugar, tiempo ni condición. Él no tiene limitaciones, ha derramado su amor por toda la humanidad sin objeción de ninguna clase.

Jesús, conociendo que aquella región era de poca humedad y por lo tanto tierra seca y propicia para acelerar la sed física, se presenta ante aquella mujer con el deseo de tomar el preciado líquido, pero en el fondo era solamente la forma para introducirse y bendecir con su amor a una mujer despreciada por el hombre. Ella fue destinataria del agua de vida, no volviendo a tener sed, porque el agua que Cristo le suministró le dio una trasformación espiritual completa a su vida y los suyos.

Si abre tu corazón y escucha su voz, el también te hará beneficiario, ria, de una fuente de agua que salte para vida eterna. Amén.

Pastor, Antonio Regalado